….En mi jardín hay una hoja que me la regaló Alicia, no es Alicia la de las maravillas, es,la del caballito patas largas.
Fue un día, que compartimos la tarde, allí en su casa. Es una casa que queda al final del camino, luego de ese camino, parecieran terminar todas las calles y las casas.
Para encontrar el hogar de Alicia, la del caballito patas largas, debes pasar frente al palacio de Aladino, en ese palacio, dicen los vecinos, que hay muchísimas habitaciones, como debe ser en un palacio, y si paseas por sus corredores se escuchan suspiros y voces susurradas. Adentro hay magia.
La casa de Alicia, queda después del palacio de Aladino, y es una casa, junto a otras, repetidas como eco, apretujadas como doñitas friolentas, pero adentro de los ecos, las vidas son distintas.
En la casa de Alicia, sobre las paredes, se abren todos los espejos, son universos que te piden ser atravesados, solo debes desearlo.
En la casa de Alicia se regalan hojas, para que crezcan flores en el jardín del otro.
Yo se la dí a mi Emilio, que no es el Emilio de Alicia, a cada una el suyo.
Y le dije a mi Emilio: Esta hoja, me la regaló Alicia, la del caballito patas largas, uno lo tenemos en la sala, y mi Emilio sonrió al ver al patas largas en la sala.
Y le dije:” si siembras la hoja, ella nos regalará una flor que nace y muere en una sola noche, pero cuando lo hace, toda la casa se llenará de su aroma.”
Y él hizo una cuenca de tierra dentro de un jarrón de barro rojo, para darle vida a la flor del jardín de Alicia, que no es la de las maravillas, pero te regala hojas para que nazcan flores en el jardín del otro.